AUTOR: Jorge Rodríguez-Sierra
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Juan 1:9–13 RVR60
9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.
10 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.
11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.
12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
INTRODUCCIÓN
Juan da una introducción muy poderosa a su Evangelio, establece desde un principio la eternidad de Cristo y su deidad al reconocerlo como el Verbo, la vida y la luz.
Ahora continúa hablando del Mesías como la luz verdadera y nos va a decir de ella que ya se había manifestado, pero no había sido reconocida y a pesar de haber llegado a quienes lo esperaban fue rechazada para finalmente establecer como puede ser recibida y el privilegio increíble que da.
LA LUZ VERDADERA MANIFESTADA
Juan 1:9 RVR60
9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.
Juan ya había establecido que la luz les da vida a los hombres. Esa verdad es la que arroja luz sobre algo para que sea iluminado, esa luz revela, da a conocer. El hombre por su condición caída esta y vive en tinieblas y solo es Dios hecho hombre que vino a este mundo para dar luz y al iluminar poder revelar la verdad que da libertad y vida eterna y que es el único camino que conduce a Dios. Esa luz había sido prometida en el Antiguo Testamento a través de los profetas y el tiempo se había cumplido y la verdad, el verbo y la luz tomo forma de hombre y habito en medio de ellos: “Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.” (Mateo 1:22-23 citando Isaías 7:14). De tal manera que la luz verdadera vino a iluminar a este mundo que estaba en tinieblas.
LA LUZ VERDADERA DESCONOCIDA
Juan 1:10 RVR60
10 En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.
Juan hace una declaración que escapa toda comprensión humana, el Creador de todo vino a habitar en esta tierra, la eternidad paso a vivir en una residencia temporal. Juan afirma que el que lo había creado y vida estuvo al lado con él, existió en forma humana y convivió con él, lo vio hablar, comer, dormir, enseñar, platicar. Eso es más que sorprendente, este es un acto de humildad total de parte de Dios Todopoderoso y es Pablo quien lo pone en las palabras precisas cuando escribe a la iglesia de Filipo: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” (Filipenses 2:5-8)
En medio de esta enorme declaración sublime donde Dios, el creador del mundo, se dio a conocer a los hombres pero la respuesta del mundo fue totalmente incomprensible; lo creado, los hombres, no se dieron por enterados, no le reconocieron, no entendieron; Dios habito en medio de ellos vieron sus increíbles milagros y aun así sus corazones se endurecieron a la verdad revelada frente a ellos, solo basta escuchar lo que le dice Felipe a Jesús: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras. Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras.” (Juan 14:6–11). Las mismas tinieblas del pecado y la maldad de sus mentes y corazones les cerro sus ojos para que fueran alumbrados por esa luz intensa que es Jesús quien es la respuesta final al gran conflicto del hombre que es la muerte.
LA LUZ VERDADERA RECHAZADA
Juan 1:11 RVR60
11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.
El plan perfecto era que Jesús viniera a morir en una cruz y para ello fue a la nación que se desarrolló a partir de Abraham a quien Dios le prometió descendencia y que de ella vendría el Salvador del mundo: “En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.” (Génesis 22:18). Así que el Mesías, el Verbo vino a los suyos, a los descendientes del pueblo de Israel y en una forma más que trágica la nación de Israel que había vivido tiempos muy difíciles y los estaba viviendo en esos días al estar bajo la mano del imperio romano lo negaron, lo rechazaron, no le recibieron voluntariamente. Dios no se impuso como no lo ha hecho nunca con el hombre ya que le deja a su propia decisión seguir a Cristo o negarlo.
No lo recibieron porque los judíos querían un salvador que les librara de los romanos, ellos no estaban interesados en un salvador de sus pecados, de su condición caída. Ellos no entendieron las profecías de las Escrituras, no entendieron el pasaje de Isaías 53 donde se habla del siervo sufriente: “¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, más sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.” (Isaías 53:1–3).
La verdad y la luz fue rechazada en forma total de tal manera que prefirieron soltar a un criminal llamado Barrabas y condenar a Jesús a morir en una cruz: “Y respondiendo el gobernador, les dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron: A Barrabás. Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Todos le dijeron: ¡Sea crucificado! Y el gobernador les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más, diciendo: ¡Sea crucificado!” (Mateo 27:21–23).
Esta actitud de rechazo de parte de Israel es obvio que no sorprendió a Dios ni a Cristo, ya estaba profetizado, pero a pesar de saber cómo no iba a ser recibido la gracia de Dios brillo aún más con una luz intensa al no dejar de cumplir sus promesas.
LA LUZ VERDADERA RECIBIDA
Juan 1:12-13 RVR60
12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
El hombre solo tiene dos opciones ante la verdad, o la recibe o la rechaza, ya que no se puede ignorar o quedarse neutral ante la verdad que la luz de Cristo da. Por ello es tan importante estos dos versículos, primero porque nos hace ver la condición que es demandada por Dios para la verdad que se revela. Esto es vital para toda persona y la forma que responda determinara su eternidad al morir.
A. POTESTAD OTORGADA
Juan 1:12 RVR60
12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
La verdad revela e ilumina al hombre dándole entender su condicen de tinieblas en la que se encuentra y que determina que es pecador; ante esta noticia el hombre no es llamado a ‘aceptar a Cristo”, este no es un término bíblico ya que aceptar significa aprobar, admitir o dar por bueno, incluso mostrarse conforme o tolerante con alguien o algo aunque no guste, no satisfaga o no convenza; a Cristo no se le acepta o si se le acepta es por conveniencia para resolver una situación y si se tiene que hacer una oración del pecador que no se entiende y no se cree pues se hace para recibir un beneficio. este versículo nos abre los ojos ante la demanda de Dios sobre lo que tiene que hacer el hombre frente a esta verdad.
El hombre se le requiere que reciba la verdad. Recibir es permitir voluntariamente el acceso a la compañía de uno, pero tiene un significado más profundo. La palabra griega que se traduce como recibir es λαμβάνω y entre las formas de definirla se encuentra: 1) llegar a ser ⇔ recibir — entrar o asumir un cierto estado o condición; concebido como entrar en posesión de un estado o condición. 2)dominar ⇔ apoderarse — dominar, concebido de apoderarse por la fuerza o completamente. 3) experimentar ⇔ recibir — experimentar, concebido como entrar en posesión de una experiencia. 4) casarse ⇔ tomar — casarse con una mujer u obtener una esposa para alguien más, concebido como tomarla. *
*Thompson, J., ed. (2020). Listados de palabras y conceptos. Faithlife.
Las implicaciones de la palabra son más profundas, nos habla de un compromiso, de una actitud de cambio, de termina por posesión completa y total. Recibir la verdad es una experiencia que cambia, es algo radical, algo único. El hombre o rechaza o recibe la verdad así lo establece Dios en Su Palabra, no hay puntos intermedios, así de simple.
Recibir a Cristo, la verdad, es creer todo lo que se nos ha dicho del Verbo que es Dios y Creador, que es eterno, que es la luz que ilumina al hombre y derrota las tinieblas, que es quien da vida. Para el que cree esto no queda en duda, estas afirmaciones que se nos dan sobre el Mesías, el Hijo de Dios, Cristo son verdades absolutas que no están en juego en la más mínima duda. eso es lo que implica creer en su nombre, lo que implica tener confianza, tener fe.
Pero esta alta demanda de Dios para el hombre viene con un increíble regalo, Dios da una potestad muy especial a todos los que creen, así que no hay excepciones para este regalo. ¿Qué significa potestad? es un derecho ⇔ autoridad, implica un privilegio (de carácter social o legal) reservado exclusivamente para una persona o grupo en particular. Este privilegio es ser hechos hijos de Dios. En otras palabras, es recibir un papel oficial para que frente a un juez se pueda comprobar que esa persona en realidad es un hijo legal de Dios. Toda persona que cree en Cristo, el Verbo, es declarado como hijo de Dios y para ello esto es un acto legal y comprobable. Es un derecho increíble poder decir con autoridad Dios es mi padre y esto es algo legitimo.
B. CONCEPCIÓN EXPLICADA
Juan 1:13 RVR60
13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
Pero surge una pregunta, ¿cómo es posible que el que cree, con solo creer, sea declarado legalmente hijo de Dios? la respuesta de parte de Dios es inmediata, Juan inspirado por Dios nos dice que los que han sido declarados legalmente hijos de Dios no lo llegan a ser, no son producidos u originados por sangre o herencia genética por lo que ninguna persona recibe de nacimiento este derecho, no es algo que se transmita o pase de una generación a otra, es un asunto personal. Tampoco es por voluntad humana o de varón, lo que nos dice que no es una decisión o iniciativa de una persona, ningún hombre puede dar o conceder este privilegio, de tal manera que ninguna religión puede declarar que, por unirse a ellos, a sus ideas o tradiciones le da a la persona la autoridad de decir soy hijo de Dios. este derecho y regalo de ser declarados legalmente hijos de Dios solo se puede obtener porque Dios lo da, así que no hay otras condiciones, no se puede ser hijo de Dios si se una a una religión, o se hace obras buenas, o si tiene familia muy cristiana. recibir a Cristo, creer en su nombre es algo totalmente personal y cualquier persona que crea sin excepción alguna, sin importar su condición anterior tiene el regalo y la seguridad absoluta que ahora forma parte de la familia de Dios como hijo.
UNA VERDAD PARA SER RECIBIDA
1 Juan 3:1 RVR60
1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.
Ser declarados hijos de Dios es ver lo profundo e increíble es el amor de Dios por el hombre que a pesar de su condición pecadora y de rebeldía decidió salvar y concederle un título de adopción. Pero para ello el hombre debe de ser iluminado para ver la verdad, pero solo se puede ser hijo de Dios si se cree esta verdad.
No hay otra forma de encontrar y recibir la vida eterna, solo es si el hombre cree en Cristo como el Verbo encarnado, el Dios eterno, el Dios Salvador, el único Dios, el Dios hecho hombre que ilumina y cambia al hombre de las tinieblas a la luz verdadera.
No se quede corto con su religión y lo que le dicen los religiosos, responda en fe a lo que Dios demanda de usted y reciba a Cristo como su Salvador ya que su condición caída y de tinieblas solo puede ser cambiada por Cristo y su sacrificio que hizo en la cruz. El día que lo haga entonces legalmente usted será parte de la familia de Dios y su eternidad esa asegurada.
Le invito a comunicarse conmigo con sus dudas y comentarios a: esclabiblia@gmail.com
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