LIBRES
Juan 8:31-32
Autor: Dr. Jorge Eduardo Rodriguez Sierra
Introducción
De acuerdo a Wikipedia la palabra Verdad es el término que se usa informalmente para marcar la coincidencia entre una afirmación y los hechos, la realidad a la que dicha afirmación se refiere, la fidelidad a una idea. La verdad es fiel ya que cumple lo que ofrece; habla de honestidad, buena voluntad, sinceridad.
Sin embargo en nuestra sociedad si una cosa es muy esporádica es la verdad, los abogados hacen uso de las leyes para que la verdad no se haga evidente, los políticos con sus extensos discursos y el uso de palabras sutiles esconden la verdad, el médico detrás de los términos de su profesión esconden la verdad a sus pacientes; quizás en muchos casos de los ejemplos anteriores tengan un fin que busca lograr algo menos malo como no asustar a la persona, conseguir un bien, etcétera; sin embargo la verdad no debería ser vista como algo que es un estorbo para conseguir un objetivo. Es interesante ver lo que el mundo propone como verdad pero es Jesús, el único quien fue perfecto y sin pecado, quien se define a sí mismo como la Verdad (Juan 14:6) y es él quien en este pasaje nos dice el requisito, la condición, la evidencia, el resultado que tiene la verdad y el increíble regalo que da cuando está se encuentra.
El requisito de la verdad (Juan 8:31)
“Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él:...”
La única y gran verdad que requiere el hombre tiene un solo requisito: creer.
La palabra usada en esta frase de la Biblia es creído la cual es un participio del verbo creer, es un verbo perfecto, es plural y determina que se llevó a cabo una acción muy específica. Este verbo implica que se piensa que algo es verdadero, que se le puede confiar totalmente, que se ha decidido depositar la convicción y su fidelidad en esta persona. Aquí queda muy bien establecido que el primer paso para llegar a descubrir la verdad es creer. Pero no es creer en cualquier cosa, no es depositar la confianza en unas ideas religiosas, no es tener convicción en nuestras emociones o ideas que nos agradan. La Biblia enfáticamente declara que todo lo que Jesús nos va a decir sobre la verdad recae en la condición de si la persona cree en Él. No hay lugar para creer en otra persona, a ideas personales, a una mezcla de teologías, la verdad para poder conseguirla solo tiene un solo sitio y este es en la persona de Jesús, así de exclusiva es la verdad. Por ello es que Jesús solo les dirige las siguientes palabras a este grupo de personas que habían decidido creer en Él (Juan 8:30) después de que ellos habían visto cómo enfrento el caso de la mujer sorprendida en adulterio (Juan 8:1-11) y de haber oído decir a Jesús que él era la luz del mundo (Juan 8:12).
Si usted cree en Jesús como el Mesías, el hijo de Dios, el Cristo entonces estas palabras son para que usted las considere en forma muy detenida. Si no ha creído entonces no va a poder comprender ni entenderlas.
La condición de la verdad (Juan 8:31)
“.....Si vosotros permaneciereis en mi palabra,”
La verdad también tiene una sola condición, el hombre que cree en Jesús como el Cristo debe de permanecer en su palabra. La palabra importante aquí en esta frase es permanecer, que significa no apartarse, continuar, sostener, no dejar morir, que sobrevive, continua igual y no sufre transformación, cambio o se convierte en algo diferente. Lo que el creyente en Jesús debe de hacer es no apartarse de lo que Él dijo, de sus ideas, afirmaciones, mandatos y órdenes, en pocas palabras del contenido de sus enseñanzas, mensaje y predicación.
No se puede agregar, quitar, modificar o alterar las palabras de Jesús, está es la condición vital que el creyente no puede dejar de hacer. Las palabras de Jesús están registradas en la Palabra de Dios y si Él dijo algo le es necesario al hombre tomarlo totalmente y creerlo sin dudar nada.
El segundo paso para encontrar la verdad es perseverar en obediencia en todo lo que dice la Biblia. El creyente debe de vivir de acuerdo con lo que dijo Jesús, es ponerlo en práctica en su vida diaria.
La evidencia de la verdad (Juan 8:31)
“.....seréis verdaderamente mis discípulos;”
La evidencia definitiva para quien encuentra la verdad es que se convertirá en un verdadero discípulo de Jesús. Un discípulo es un seguidor, un alumno, alguien quien tiene una relación estrecha pero no solo para obtener información. Este discípulo debe ser genuino, sincero, real, que está de acuerdo en todo; se puede fingir ser un discípulo como lo fue Judas Iscariote sin embargo al final se dará a conocer. Un verdadero discípulo de Jesús es aquel que está deseoso de aprender, es quien se sumerge en el estudio de la Palabra de Dios y que es fiel al mensaje de Dios y pone en práctica todo aquello que va aprendiendo, de esta forma empieza a modificar su forma de vivir, de pensar y de actuar, su relación con Dios es totalmente diferente pero también cambia cómo se relaciona con sus semejantes, hay una transformación tan asombrosa en esta persona que le es imposible pasar desapercibida a los demás (Colosenses 1:4-6).
El tercer paso de la verdad es ser discípulos verdaderos lo que se demuestra con hechos.
El resultado de la verdad (Juan 8:32)
“y conoceréis la verdad,...”
Cuando se descubre la verdad está da conocimiento al hombre. Este es el gran resultado de la verdad. La verdad lleva a adquirir información y permite capacitar a la persona para conocer lo que Dios demanda del hombre al leer y poder entender Su palabra ya que esta se revela en una forma que es posible entenderla y como debe de aplicarse. Este conocimiento no solo es superficial sobre los hechos de Jesús, nos habla de tener un acercamiento tal a las palabras de Jesús y de Dios contenidas en las Escrituras que permiten tener una perspectiva muy diferente de cómo las demás personas no creyentes piensan; para este discípulo verdadero deja de ser una locura lo que dice la Biblia ya que puede entenderla desde el punto de vista espiritual (1 Corintios 2:14). Este conocimiento es para andar como Dios manda (Colosenses 1:9-10) y da un fundamento sólido para poder ir construyendo un estilo de vida de acuerdo a lo que dijo Jesús (Lucas 6:.47-48). Solo aquel que creyó en Jesús y permanece en la Palabra de Dios será quien conocerá la verdad. Creer en Jesús es la llave para que el hombre se pueda apoderar de la verdades de Dios, Pablo en su segunda carta a los Corintios nos dice que los judíos no pudieron reconocer a Jesús como el Mesías a pesar de tener las Escrituras (Antiguo Testamento) porque se rehusaron a creer en Él ya que cuando el hombre se convierte a Jesús, recibiendolo como Señor y Salvador, sus ojos que no podían comprender ni entender la verdad serán abiertos (2 Corintios 3:14-16).
El cuarto paso de la verdad da como resultado el conocimiento, que es consecuencia de haber creído, permanecer en la Palabra de Dios y convertirse en un verdadero discípulo.
El regalo de la verdad (Juan 8:32)
“..... y la verdad os hará libres.”
Finalmente la verdad trae consigo la libertad, algo que nada ni nadie más puede dar al hombre. Quien creyó será liberado, ya no es un esclavo, pero es necesario entender muy bien que es la libertad de vivir como se debe, esta libertad no da permiso para vivir como se quiere. La verdad permite al hombre vivir para lo que fue creado, para ser la versión que Dios quería que fuera, ser un individuo capaz de llegar a dar lo mejor de sí pero no para él, ni para satisfacer sus deseos pecaminosos y egoístas sino para someterse y servir a Dios en obediencia y para amar a su prójimo (Lucas 10:27, Santiago 2:8).
Pero muchos dirán que ellos son libres y que nunca han sido esclavos pero se equivocan, esto mismo le dijeron a Jesús quienes oían estas palabras y simplemente es increíble que hayan alegado esto ya que en ese momento estaban bajo el yugo romano pero la dureza del corazón y el orgullo hace al hombre ciego a su condición (Salmos 81:12, Romanos 2:5), a lo que Jesús les contestó dejando en claro que no someterse a Dios es ser esclavo del pecado (Juan 8:33-36) y solo él puede liberarlos, si no entendían su falta de libertad como nación menos podían entender su esclavitud espiritual.
Qué extraordinario regalo nos da creer en Jesús como nuestro Señor, obedecer su Palabra, ser un verdadero discípulo que estudia y aplica lo que Dios nos revela al darnos el conocimiento de sus profundas verdades. Solo así el hombre puede declarar: Libre al fin!
Una verdad que pone al descubierto al hombre
No es válido solo creer en Jesús, billones de personas dicen creer pero alteran, cambian, distorsionan lo que Dios dice en Su Palabra dando como resultado falsos discípulos que son incapaces de dar frutos de benignidad, templanza, mansedumbre, gozo, paz, paciencia, bondad, fe y sobre todo amor (Gálatas 5:22-23). Un verdadero discípulo de Jesús entre otras cosas no se somete a las ideas nuevas equivocadas de la sociedad, no sanciona como correcto lo malo, no acepta que hay más caminos para llegar al cielo, no inclina sus rodillas ni adora a ningún tipo de imagen aunque estas sean de personajes bíblicos, no puede permanecer callado y no compartir el evangelio a los inconversos, y no se complacen con quienes practican la maldad.
Veo iglesias llenas pero que solo predican ideas de superación personal, de mejoría económica, donde todo mundo puede declarar su salud pero donde no hay convicción de pecado, ni hay vidas transformadas, por qué no han conocido la verdad que solo en Cristo se encuentra. No porque asistamos a esta iglesia, nos hayamos bautizado o participemos nos hace salvos. Por ello Jesús les dijo estas palabras a estos religiosos que habían creído y los puso al descubierto ya que solo habían creído en forma superficial. Lo que nos lleva a preguntarnos ¿Qué tipo de creyente soy? ¿Persevero en lo que la Palabra de Dios dice? ¿Soy verdadero discípulo de Jesús? ¿Entiendo la verdad que Dios proclama en Su Palabra? ¿Ya experimente la libertad que Jesús ofrece?
Invitación
El día de hoy le invito a que no vaya a terminar separado de Dios por la eternidad porque su compromiso con Él solo fue superficial y basado en ideas religiosas que dicen que la salvación es posible obtenerla por logros humanos o por unirnos a una religión, si no lo ha hecho, hoy puede rendirse a Dios arrepintiéndose al confesar sus pecados y pedir perdón, al hacerlo usted se convertirá en un verdadero hijo de Dios, empezará a entender la verdad y la mejor versión de usted la empezara a vivir al encontrar la libertad que solo Jesús es capaz de dar.
Si usted ya experimentó la libertad en Cristo y su andar es vacilante como hijo de Dios renueve su compromiso con Él, pídale perdón y dirección, no olvidando expresar su gratitud y amor a Él con su obediencia.
específica. Este verbo implica que se piensa que algo es a modificar su forma de solo él puede liberarlos.