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Foto del escritorJORGE EDUARDO RODRIGUEZ

DESEANDO LLEGAR A CASA

Actualizado: 21 feb




Autor: Dr. Jorge E. Rodriguez Sierra

INTRODUCCION

La muerte es dar un salto a un vacío que nadie conoce, esto provoca miedo y quien la esta enfrentando no le importa gastar todo lo que tiene para vivir un poco más.Pero para el cristiano esto no es así ya que el tiene una esperanza y una seguridad de que la vida no termina con la muerte sino que es cuando realmente comienza.

UNA CASA ETERNA

"Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos."


Pablo inicia diciendo dos palabras claves, sabemos y tenemos. Saber es tarduccion de "Oidamen" palabra griega que expresa un conocimiento el cual ha sido adquirido a través de lo que se ve y de la experiencia. La segunda palabra tener es "Echomen" que expresa que se tiene algo en posesión, que se tiene la capacidad de retenerlo, algo que se tiene la habilidad de conservar. Lo interesante es que estas dos palabras son verbos que se expresan en presente continuo, se tiene el conocimiento y lo otro se tiene en posesión. Aquí no hay lugar a la duda, lo que se dice es una verdad absoluta. Lo que Pablo va a explicar son los dos tipos de habitación que el cristiano tiene.

UNA CASA PROVISIONAL VS. UNA ETERNA​ ​

"Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos."


Ahora Pablo hace una descripción de los contrastes de las dos clases de moradas que se tienen. La primera morada que se nos presenta es la que todo hombre posee que es este cuerpo, y tiene cuatro características muy precisas. Es un lugar de residencia que es de su propiedad, está ubicado aquí en esta tierra, se le identifica con el Tabernáculo que era el santuario provisional y temporal del pueblo de Israel que un día iba a ser reemplazado por uno definitivo, y finalmente nos dice que está residencia se va a destruir por lo que es afectada por el tiempo y los elementos. La segunda morada que Pablo describe está reservada para aquellos hombres que han depositado su fe en Dios (2 de Corintios 4:13-14) y tiene también cuatro características. Es una casa que es fuerte y sólida, será dada y construida por Dios por lo que no hay ningún elemento humano involucrado, va a durar para siempre y su lugar está en los cielos. Más opuestas no pueden ser estas moradas, la primera es frágil, temporal y será destruida mientras que la segunda es increíblemente sólida y estable, sin fecha de caducidad y no hay nada que la va a poder afectar por ello será eterna. Lo más extraordinario de todo esto que Pablo está mencionando es que a pesar de estar viviendo en estos cuerpos humanos imperfectos desde este mismo momento el cristiano es ya poseedor de un cuerpo que será perfecto en todos los sentidos.El hombre sabe y reconoce la fragilidad de su cuerpo terrenal pero a la vez es poseedor de un cuerpo eterno. Esa es la promesa de Dios y no creer que se nos dará ese cuerpo extraordinario lo ofendemos ya que le hacemos menos al dudar de su palabra y de su poder para hacer efectiva sus promesas (Hebreos 11:6).

UN DESEO PROFUNDO POR UNA CASA ETERNA

"Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial;pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos.Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida."


La palabra gemir representa un llanto profundo, lleno de un dolor intenso, es un lamento. Y este dolor es porque el cristiano está deseoso de tener este cuerpo que será eterno. Parece que la Iglesia actual sólo gime por los problemas económicos y de salud, a pesar de que dicen que creen en la eternidad al ser cuestionados sobre qué les pasará después de morir solo se escuchan dudas y palabras que reflejan que no están convencidos de las promesas de Dios, por lo que muy pocos gimen deseando tener este cuerpo celestial. Los verdaderos hijos de Dios que están vivos tienen un deseo profundo de estar en el cielo para poder disfrutar de la vida eterna, donde lo mortal va a ser consumido, devorado, dejará de existir para ser reemplazado por lo eterno. Para Pablo es tal el contraste del cuerpo que tenemos con el que Dios nos va a dar que este cuerpo terrenal es como estar totalmente desnudos y el nuevo es estar totalmente vestidos. Que forma de describir lo que Dios tiene preparados para nosotros, por eso Pablo inspirado por Dios nos dejó escrito que cosas que no hemos visto, oído, ni imaginado es lo que Dios tiene preparado para sus hijos para disfrutarlas para siempre (1 de Corintios 2:9). El deseo de persistir por la eternidad es algo que no es un deseo humano sino algo que Dios le puso en el corazón al hombre (Eclesiastés 3:11) y por ello se han construido pirámides, grandes edificios, monumentos porque el hombre no quiere perderse en el anonimato y que el tiempo los desaparezca, quiere dejar algo para ser recordado pero lo único que vale la pena es encontrar la eternidad al lado de Dios.

UN PAGO GARANTIZADO POR ESA CASA ETERNA

"Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu."


De esto surge la pregunta ¿cómo puede estar seguro el hombre de que no morirá eternamente? La respuesta es dada por Dios al decirnos que Él ha dado las arras del Espiritu, este es un termino que implica que ya se dio el primer pago que garantiza que está promesa se llevará a cabo. Dios afirma que aquel que oyó la verdad sobre la salvación y creyó fue sellado con el Espíritu Santo (Romanos 5:5) y este es el pago inicial que garantiza que un día viviremos con Dios con un cuerpo incorruptible por la eternidad (Efesios 1:13-14, 2 de Corintios 1:21-22). Es por ello que el cristiano tiene la certeza de que al morir es cuando empezará a vivir, no le tiene miedo a la muerte al contrario como lo dijo John MacArthur “un verdadero hijo de Dios entiende que lo único que la muerte le puede hacer es llevarlo a la presencia misma de Dios”. Pablo lo afirmó así cuando dijo que el morir es ganancia (Filipenses 1:21). Dios nos da de su Espíritu cuando creemos y lo establece como el primer pago que garantiza al cristiano que Dios va a cumplir su promesa, por lo que no hay garantía más confiable que está.

UNA CASA ETERNA CON DIOS

"Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor."


El autor de la carta a los Hebreos dice que la fe hace que lo que se espera sea considerado como una realidad y es como tener una prueba de algo que ni siquiera se ha visto (Hebreos 11:1, Holman Christian Standard Bible, traducción personal) . El cristiano deposita su fe en lo que Dios dice en Su Palabra por lo tanto vive en la confianza absoluta que aunque viva en este cuerpo terrenal el día que muera en ese instante estará presente con Dios, así como Jesús se lo dijo al criminal que estaba junto a él en una cruz al momento que creyó (Lucas 23:40-43). Esta confianza no es solo para unos instantes o cuando las condiciones son propicias, Pablo nos dice que está confianza se tiene para siempre, en cada momento, en cada circunstancia, nada la hace cambiar. El hombre que es hijo de Dios no tiene su mirada puesta en lo terrenal, sus ojos están fijos en lo que será el cielo (Hebreos 12:2) por qué ahora tiene una nueva ciudadanía que tiene al formar parte de la familia de Dios (Efesios 2:19). Todo esto lleva al cristiano a querer estar con Dios más cada día, este evento sera el más extraordinario que puedan experimentar los hijos de Dios al ver la promesa cumplida.

LA DEMANDA ANTES DE ENTRAR A LA CASA ETERNA​

"Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo."


Está verdad de lo extraordinario que será vivir en la eternidad al lado de Dios no puede quedarse sin afectar la vida de quien honestamente lo cree. El impacto que hace es que el cristiano tiene como único deseo el agradar y complacer a Dios, esto se logra a través de obedecer lo que demanda del hombre en Su Palabra. El motor de buscar agradar a Dios está en que estamos advertidos que un día nos presentaremos a dar cuentas a Dios de lo que hicimos con nuestra salvación y que recibiremos la justa retribución que merecemos por los actos que llevamos a cabo en esta vida. Hay dos juicios, el Juicio del Trono Blanco que está reservado a todos los que no creyeron y quien esté presente en este juicio tendrá el veredicto de culpable y la separación eterna de Dios (Apocalipsis 22;11-15); el otro juicio es el Tribunal de Cristo y este es para todos lo que creyeron que Jesús es el hijo de Dios quien murió por los pecados del hombre, en este juicio serán valorados todo acto del creyente y habrá recompensas y quien no tenga nada que presentar no perderá el cielo pero experimentará dolor por no haber hecho nada con el regalo de la salvación que recibió (1 de Corintios 3:10-15), el Apocalipsis dice que al iniciar la vida en la eternidad toda lágrima será enjugada quizás sean lágrimas que se derramaran por las oportunidades perdidas de haber podido servir a Dios y no haberlo hecho (Apocalipsis 21:3-4).

DESEANDO LO MEJOR CASA

Si el cristiano cree lo que Dios promete entonces no tiene lugar para tener miedo a la muerte ya que al experimentarla pasara de un cuerpo frágil a un cuerpo completo y eterno. Esto no es un deseo o un invento, al contrario es una promesa hecha por Dios y El no es hombre para que mienta (Tito 1:2) y por lo tanto lo va a llevar a cabo. Así que creer en la vida eterna y lo extraordinario que va ser debe llevar a tener un deseo profundo de estar en la presencia de Dios, pero se camina más por vista que por fe y por ello el cristiano se aferra tanto a está vida que termina con las mismas actitudes que tiene un no creyente. Creer en las promesas de Dios debe llevar a vivir una vida que lo refleje. Lo invito a gemir como Pablo lo hacía para tener ese cuerpo eterno que Dios nos dice que ya es nuestro y en gratitud por este regalo inmerecido amemos a Dios con todas nuestras fuerzas, con toda nuestra mente y antes de mudarse de este cuerpo lleve estas noticias de esperanza a aquellos que aún no le han creído a Dios (Marcos 16:15).

Si esta promesa aún no es suya le invito a que se arrepienta de sus pecados, permita que Jesús sea el Señor de su vida y ponga su fe en Él, solo así usted tendrá la seguridad de una vida eterna que Dios le tiene ya reservada.

Le invito a enviar sus comentarios y preguntas a: esclabiblia@gmail.com


**Foto Cortesia de: Erika Alejandra Rodriguez Mtz.**


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