Autor: Dr. Jorge E. Rodriguez Sierra
Introducción
A nadie le gusta tener que pasar por una prueba, pero es imposible que un día no tengamos que enfrentar situaciones que seran muy dificiles. Muchos se deprimen al estar en medio de una prueba pero el Apóstol Pedro nos dice que estas son necesarias y nos explica la razón de ellas.
Las características de las pruebas (1 de Pedro 1:6)
Una prueba es un examen para conocer la verdadera naturaleza y carácter de una persona. Pedro nos da una serie de conceptos muy claros en unas cuantas palabras sobre las pruebas. Lo que no se debe pasar por alto es que estas palabras están dirigidas a un grupo específico de personas y estas son las que alaban a Dios, recibieron su misericordia, volvieron a nacer y Jesús es su Señor (1 de Pedro 1:3-5).
Encontrando alegría. En este pasaje Pedro no nos dice que las pruebas producen alegría sino que está se encuentra en lo que previamente había establecido en su escrito. Pedro nos dice que la alegría está en la esperanza viva que tiene el cristiano y en la herencia que recibiría en un futuro cercano en el cielo (1 de Pedro 1:3-5). Si el hombre tiene sus ojos puestos en lo que será la eternidad no importa la prueba que tenga que enfrentar la podrá soportar porque sabe que un día no muy lejano Dios le tiene preparado algo extraordinario y que permanecerá por siempre (1 de Corintios 2:9, Hebreos 9:15).
Duración de la prueba. Este pasaje nos afirma que la duración de las pruebas es solo por un tiempo corto, saber esto nos anima cuando estamos en medio de las pruebas ya que estas son limitadas y ninguna será para siempre, incluso las enfermedades crónicas que en vida no se resolvieron y que causaron la muerte, se puede descansar en la promesa de que en el cielo ya no habrá más enfermedades por lo que este cristiano no va a sufrir más (Apocalipsis 21:4).
Efecto emocional de la prueba. La Biblia es muy clara las pruebas ocasionan estrés, dolor y tristeza. No es un concepto bíblico que el cristiano tenga que reír durante las pruebas, al contrario Jesús se conmovió por el corazón duro de Jerusalén y cuando se le dijo que Lázaro había muerto lloró (Mateo 23:37, Juan 11:35).
Variedad de las pruebas. No todas las pruebas que se tengan que enfrentar serán iguales, los cristianos están sujetos a enfrentar diferentes tipos de pruebas, en diferentes tiempos y diferentes circunstancias.
La condición de las pruebas. Pedro nos dice que las pruebas están condicionadas por una necesidad específica en la persona que la está experimentando. Por lo que hay una razón, ninguna prueba es por azar o carece de un propósito divino.
La fe en las pruebas (1 de Pedro 1:7)
Ahora Pedro profundiza más sobre las pruebas que los hijos de Dios enfrentarán en el transcurso de sus vidas y nos presenta la importancia que tiene la fe en las pruebas que son necesarias.
Lo que se prueba. Dios conoce a la perfección al hombre mejor que él mismo (1 de Juan 3:20), incluso hasta Dios sabe cómo nos sentamos y lo que vamos a decir (Salmos 139:1-4), así que la prueba no es para que Dios conozca mejor al hombre, la prueba es para que el cristiano se de cuenta que es lo que verdaderamente cree. No hay nada más engañoso que el corazón del hombre (Jeremías 17:9) y es muy fácil que él piense erróneamente que está bien con Dios, por lo que en su Palabra Dios ordena a que continuamente el cristiano se examine para ver qué es lo que cree (2 de Corintios 13:5). Las pruebas terminarán siendo un reflector que va a iluminar y dejar al descubierto lo que se cree.
Lo que demuestra la pruebas. Las pruebas muestran el valor que Dios le da a la fe. Mientras que el hombre le da mucha importancia a lo material, Dios nos deja muy bien establecido que la fe para Él tiene mucho más valor que el metal más valioso del mundo. Mientras que el hombre dice no me importa lo que creas, mejor dime cuanto tienes, Dios le dice al hombre a mi me importa lo que tu creas ya que de eso depende mi relación contigo (Juan 3:36). Al estar en medio de una prueba el hombre va revelar que tanto valor tiene lo que cree y si puede mantenerse fiel a Dios o la prueba hará que le dé la espalda y renuncie a lo que creía. La prueba demuestra si la fe es genuina.
El propósito de la prueba. El oro se funde a 926.66 grados centígrados para dejarlo líquido con el propósito de darle una forma específica al momento de enfriarse. Las pruebas hacen lo mismo con el cristiano ya que estas consiguen que la resistencia del hombre se desmorone preparándolo para someterse a Dios y este pueda cambiarlo. De está forma el cristiano es transformado y podrá entender la voluntad de Dios (Romanos 12:2). Saulo de Tarso tuvo ser enfrentado por Jesús, quedar ciego por un tiempo para que en su humillación encontrará la salvación de su alma y con ello pudiera ser transformado para servir a Dios en una forma extraordinaria (Hechos 9). Por eso son necesarias las pruebas para que podamos ser constantes, perfectos y podamos obedecer mejor a Dios (Santiago 1:3-4).
El fruto de la prueba. La prueba nos capacita y nos moldea pero al final da un fruto. Este fruto consiste en alabanza, gloria y honra el día que Jesucristo venga a juzgar nuestros actos y encuentre que nuestra fe fue genuina (1 de Corintios 3:11-15, Romanos 2:10). Que extraordinario que aunque no merecemos nada Dios está listo para reconocer aquellos que le creyeron y le obedecieron.
Encontrando apoyo en tiempos de prueba (1 de Pedro 1:8)
Los ojos y la esperanza de los hijos de Dios están puestos en Jesús, le amamos porque creemos en Él a pesar de que no le hemos visto y confiamos sin dudar que un día le veremos cara a cara, esto nos llena de un gozo profundo, que no acaba y que va más allá de lo que algo material puede darnos. Es una alegría que no puede describirse con palabras porque el hombre al depositar su fe en Jesús su vida y su futuro está asegurado.
El producto final de la prueba (1 de Pedro 1:9)
Lo que el cristiano va a obtener al final de las pruebas, aflicciones, dolores y tristezas es la salvación de su alma. La vida es un viaje largo y difícil así lo describe el Rey Salomón al final de sus días (Eclesiastés 1:14), en el transcurso de este peregrinar Dios somete a sus hijos a pruebas porqué los ama demasiado como para dejarlos en la condición de inmadurez e imperfección que el pecado ha provocado en sus vidas. Dios quiere que sus hijos crezcan y maduren espiritualmente con la finalidad de parecerse a Cristo (Efesios 4:12-13). El cristiano poseedor de una fe genuina al haber enfrentado diversas pruebas habrá madurado para de está forma poder servir mejor a Dios, todo esto se pudo enfrentar porque tiene una esperanza viva y sabe que le espera una herencia extraordinaria que le fue prometida por Dios y que un día la recibirá por la eternidad.
Pruebas necesarias
Nadie pasa por una prueba y emerge de ellas igual, siempre serán cambiados y transformados por estas, ya sea para ser mejores o peores. Personas que no conocían a Dios o que no se habían arrepentido de sus pecados, las pruebas son un elemento usado por Dios para quebrantar el corazón de ellos y al hacerlo dóciles puedan creer lo que Dios dice en su Palabra y así puedan encontrar la salvación de sus almas. Los que ya son cristianos al ser sometidos a una prueba está servirá para que sean moldeados y conformados a la imagen de Cristo, demuestren que su fe es verdadera y al crecer y madurar espiritualmente su fe sea más firme y sólida de está forma podrán obedecer y servir mejor a Dios y a su prójimo.
La próxima vez que enfrente una prueba le animo a que en lugar de quejarse o de deprimirse recuerde lo que Dios dice en su Palabra, que estas no duran por siempre y que se designaron por qué eran necesarias en la vida del hombre por una razón muy especial que le dará la oportunidad de conocer si lo que dice creer es verdad y estas ayudarán al hombre para ser conformado y renovado para servir a Dios. Las pruebas no son fáciles pero puedo decirle con plena seguridad que el amor y la gracia de Dios le serán más que suficientes para sostenerle (2 de Corintios 12:9). Mi oración es que jamás quite sus ojos de Cristo (Hebreos 12:1-2) y pueda experimentar la paz de Jesús en su vida (Juan 14:27).
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